jueves, 26 de enero de 2012

Sobreviviendo a la Navidad


A estas alturas casi se nos ha olvidado, pero no hace tanto que fué Navidad. Respecto al año pasado han habido cambios importantes. Recuerdo que Lorenzo en su primer Navidad estuvo en permanente estado de alucine. Era tanta la información que el pobre no daba a basto, pero como buen superviviente que es, se adaptaba a lo que había sin más. El día de Reyes, abrió un paquete en el que había una peonza, y ya no abrió más. Hubo que explicarle que aquel montón de paquetes era también para el. Este año la cosa ha sido muy distinta. Mientras Luna no pedía nada en especial, y hasta costó que señalara algo en los folletos de juguetes, Lorenzo los tenía requeterallujeados. Para Luna, supongo, era un hecho que los Reyes traerían regalos, y bueno, teniendo de todo, ¿qué mas pedir? Pero para Lorenzo ahora estaba claro que esta vez no dejaría al azar su lista de regalos, esta vez tocaba pedir. El enorme inventario incluía todo tipo de mounstruos y superheróes, barcos pirata, caballeros, castillos, espadas, lanzas y armamento variado. Para mi tranquilidad, también señaló algún puzzle. Luna por su lado, y tras cierta insistencia, señaló todo aquello que fuese de color rosa, exceptuando los muñecos bebé y sus complementos, cocinitas o electrodomésticos de juguete. De eso, nada de nada. Ah, bueno, y las famosas Monster High, que también le encantan. Barbie, Winx y disfraces de princesa, un micrófono y patines, rosas, claro está. Mi niña se orienta más hacia una Paris Hilton que hacia una abnegada ama de casa, eso lo tengo claro. Les pedí que escribieran sus cartas. Lorenzo evidentemente hizo lo que pudo, en 3º de infantil no se escribe, y Luna, que ya escribe algo, confío en que el pájaro pinzón ya sabia sus preferencias y resumió su petición en "espero que me traigais regalitos". El día en cuestión se lo pasaron pipa, y nosotros con ellos. La Navidad, toda ella es un invento para los niños, para los mayores, al menos para mi, es una mezcla de melancolía y ternura. No me disgusta, pero tampoco me gusta. Me alegra vivirla con mis niños, pero hecho de menos a los que no están.
La cosa es que los críos estuvieron bien, entre guirigay, paseos, comidas, primos, yayos...pasó la segunda Navidad de Lorenzo y la sexta de Luna.
Os pongo una foto de los críos y las cartas...tre-men-das.
Besos
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