sábado, 3 de julio de 2010

Llegada a Beijing


Comenzamos el último tramo del viaje: la estancia en Beijing. Es necesario pasar por aquí para terminar de hacer los papeles en la embajada española, pero mañana, como es domingo toca excursión a la Gran Muralla. El viaje en tren ha sido muy rápido y cómodo, los trenes de alta velocidad son mucho mejores que los nuestros, más rápidos y espaciosos. La estación de Tianjin daba miedo de la cantidad de gente que había, nunca habíamos visto algo así. Entre las maletas y los críos nos faltaban ojos, porque además, así como Luna no se despega de nosotros, Lorenzo enganchaba una de las maletas y tiraba “palante” sin mirar atrás, y en medio de miles de personas daba miedo perderlo. El viaje sólo ha durado 40 minutos, y hemos conseguido que estuviese quieto pegando pegatinas en un cuento, una el, otra Lu. Increíble pero cierto, hemos conseguido armonía durante ese rato. Lo mejor ha sido cuando han llegado otras dos familias españolas con las que compartiremos el resto del viaje. Ambas tienen niñas de entre 4 y 5 años y ambas han adoptado niños con labio leporino, más pequeños que Lorenzo, de 25 y 26 meses. Casi al instante se han puesto a jugar, corriendo por el pasillo como posesos. Es curioso la facilidad que tienen los críos, hablen el mismo idioma o no, de entenderse. Al poco, ha salido otro niño chino de otra habitación, y con éste Lorenzo ha hecho buenas migas, para empezar le entendía y para continuar se han puesto a jugar con coches…cosas de chicos. Todos nos hemos alegrado de que los críos jueguen entre sí, han pasado un buen rato corriendo a todo lo que daban por el pasillo. A las 7 hemos ido a un supermercado cercano a comprar, y luego a cenar a un buffet libre también bastante cerca. Como Lorenzo estaba reventado (no os podéis hacer idea de lo que ha llegado a correr) se ha portado muy bien, casi no tenía ganas de rondar por ahí. Lu ha organizado uno de sus ataques de celos, porque quiere ir de la mano entre papá y mamá, y Lorenzo también, pero mientras Lorenzo sí quiere darle la mano a su hermana, la otra dice que nanay…y follón montado. Al poco se le ha medio pasado y ha vuelto a reinar la paz. A ver cuanto dura. La anécdota de hoy viene de la mano de unas chanclas de Lu de las que se ha prendado Lorenzo (ahí tenemos otro follón, por supuesto). Las chanclas en cuestión son rojas, con topos blancos y un floripondio rojo tremendo, de pasar el dedo…vamos, casi almodovarianas. Bueno, pues a Lorenzo le encantan, se las pone en cuanto su hermana se despista, y en el super nos ha llevado a la zona de las chanclas para que le comprásemos unas iguales, que por supuesto, no había. Teniendo en cuenta que el otro día se plantó unas bragas de Lu con Betty Boop, el tema se está poniendo interesante… eso lo compensa con un ramalazo “artes marciales” que te desmonta la posibilidad de cierto despiste en cuanto a su sexualidad. Es más bruto que un arao. De hecho, en broma le llamamos el “bestia parda”, y va hoy lu y suelta “primero que se bañe el bestia parda, luego voy yo”. Así que tendremos que cambiarle de mote por la vía de apremio, a ver si se le va a quedar el sanbenito al crío.

De nosotros os cuento que estamos bien, hoy estamos cansados porque ha sido un día de jaleo y además hace un calor insoportable. Yo tengo ganicas de volver y estar en mi terreno, aquí con tanto cambio de ciudad y de hotel a veces te sientes desubicada, pero ya veo el final cerca y eso me anima. Chema se lo está pasando pipa, aunque reconoce que es muy diferente a cuando viajamos a por Lu. Con una cría de 10 meses se va a cualquier sitio, con dos bestias pardas de 4 años, todo se complica mucho mucho mucho. Ya os contaremos cómo llevamos la Gran Muralla con las fieras y 35 grados a la sombra :)

Un besote naranja brillante

Mariajo