viernes, 2 de julio de 2010

Última noche en Tianjin




Mañana a la una cogemos el tren de alta velocidad que nos llevará a Pekín, así que son las últimas palabras que escribo desde la ciudad que, probablemente, vio nacer a mi hijo. Hoy ha hecho mucho calor. Me cuenta mi madre y los padres de Chema que por ahí también vais sobrados de grados. Nosotros casi lo hemos agradecido, porque por fin hemos visto el sol, y la nube gris permanente se ha difuminado.
Por la mañana hemos ido a un templo budista mientras la guía iba a por el pasaporte de Lorenzo. Se han subido a todas las escaleras y bordillos del templo, bueno..las subidas de Lorenzo cuentan por dos, porque mientras Lu subía una vez, el otro había subido cuatro. Es capaz, en menos de un minuto, de subir a una escalera, saltarla, coger una manguera, intentar remojarnos, volver a subir a la escalera, darle en el trasero a un señor y volver a saltar de la escalera. Todo esto sudando como un pollo, claro está.
Una de las cuidadoras del templo (son un montón de pabellones con diferentes budas y diferentes maestros, algo así como nuestros santos) les ha pelado un par de manzanas de las que traen como ofrenda y ahí los hemos tenido un ratito sentados. La mujer más maja que pa qué. Les ha pelado ¾ partes y la otra la ha dejado con la piel para que la pudieran agarrar sin mancharse. Luna toda graciosa le dice gracias y seguido “xie xie” y no dice thank you de casualidad, que me lleva un lío con los idiomas la pobre ☺

Después de la siesta hemos quedado con la guía para preparar los papeles que hay que gestionar en Pekín y para que nos leyera el diario de Lorenzo. Chema ha grabado lo que le iba traduciendo mientras yo intentaba entretener a las fieras. No sé qué habrá grabado porque entre gritos, lloros y risas había un follón en esa habitación que pa qué. Ahora me contaba Chema que en el diario aparece que fue encontrado un 6 de septiembre, envuelto en una manta con flores. Calcularon que tenía unos 3 meses. También cuentan que al principio fue difícil que engordara al tener el labio y paladar completamente abierto, pero que a los pocos meses lo consiguieron. La familia de acogida, una pareja mayor y su hija, se nota que lo querían mucho. Lo acompañaron en sus tres operaciones, la primera para cerrarle labio, que posteriormente se le abrieron los puntos, la segunda para cerrarle el paladar y la tercera para arreglarle definitivamente el labio. Siempre dicen que es extrovertido y que le encantan las fiestas con mucha gente, el nuevo año chino y sus cumpleaños. Vamos, que en San Lorenzo se lo va a pasar pipa. La familia de acogida pone en el diario que espera que sea tan feliz con su nueva familia española como lo ha sido con ellos. Me encantaría poder decirles que haremos lo posible para que así sea. Me parece un acto de generosidad tremendo acoger a un niño que sabes que será dado en adopción, que además necesitará de todo tu tiempo porque requiere varias operaciones y que no te permitirán tener contacto con él una vez entregado. Me quito el sombrero. De verdad que me conmueve. No sé si les pagan, pero eso no se paga con dinero.
Bueno, me despido hasta mañana, espero que nos podamos conectar desde el nuevo hotel en Pekín. Hace un rato hemos leído los últimos comentarios. Gracias a todos, de verdad que nos ayudan mucho. Guillermo, me apunto los versos sobre los ángeles, me van al pelo ☺.
Un besote grande y naranja.
Mariajo

CAEN POZALES DEL CIELO

Pero pozales….un día de perros. Hoy que teníamos prevista una visita a un parque y a un templo budista, cae la mundial. La ley de Murphy. Así que la guía nos ha llevado al Corte Inglés chino. Y no exagero porque es tal cual, una copia exacta, incluso en los precios. No había tan apenas diferencias con el nuestro, así que no hemos comprado nada excepto unas sandalias para Lorenzo, que hay que equiparle de arriba abajo, aunque creo que eso será en España. Le traje unas sandalias de Darío (gracias Melania-Manolo), unas para la piscina (que en teoría hay en el hotel de Pekín) de Luis-Carlos (gracias Chona-Miguel) y unas de Lu que le parecen de chico porque son marrones. Y con la que ha caído, las de Darío chupidicas. Es muy gracioso porque le sacas algo nuevo para ponerse y se lo planta escapao. Después hemos ido a un Wall Mart, al estilo chino, pero mira, ha estado bien porque hemos comprado colacao en sobre que para los desayunos se lo toman de primera. Hemos comido en un Pizza Hut y para el hotel. Toda la tarde aquí metidicos…ha habido de todo. Un ataque de Lu, que de tanto llorar ha hecho llorar a su hermano. Supongo que por contagio, o por empatía, vete a saber, pero han terminado los dos llorando, eso si, el nivel de Lorenzo es mucho más bajo…es un lloro silencioso, la otra te monta unas que ya nos deben conocer en toda la planta del hotel, que por cierto, es un piso 20. Luego se ha hecho la paz y a jugar tan estupendos con su padre mientras yo me ponía al día con el mail.
Mañana iremos por nuestra cuenta al templo budista, la guía tiene que ir a recoger el pasaporte de Lorenzo, y por la tarde hemos quedado a las 6 para que nos traduzca el diario que la familia de acogida escribió sobre Lorenzo. Cualquier información puede ser útil para el futuro. Teniendo en cuenta lo opacos que son, cada dato es oro. Le hemos preguntado a la guía si sería posible contactar con la familia de acogida y nos ha dicho que no, que sólo con el orfanato, y al comentarle si habría posibilidad de que Lorenzo quisiese, ya mayor, contactar con ellos ha puesto cara rara, como pensando ¿para qué?. Y te dan ganas de decirle: “para saber quién le cuido, para llenar de contenido sus 4 años primeros de vida, para poder superar el doble abandono, el de sus padres biológicos y el de su familia de acogida”. Los hijos adoptados no son diferentes del resto de los niños, pero si han tenido experiencias de vida muy diferentes que les marcan en mayor o menor medida. Esto lo tenemos claro los padres adoptantes, o al menos, deberíamos tenerlos claro. Los hijos son de la vida, biológicos o no, no nos pertenecen (eso decía tu madre, ¿verdad Vitico?) y en el probable caso de que los que han sido adoptados quieran saber qué paso, habrá que estar ahí, aunque escueza un poco el corazón.
Por la noche, cuando se acuestan, les cuento un cuento. Lorenzo que no entiende ni papa se queda callado y me mira fijo. Gesticulo mucho, y hoy con el de los chivos chivones, se moría de risa. Luego cuando les canto la canción del barquito de papel. Me la enseño una mamá de un niño especial con la que coincidimos en el hospital Miguel Servet. Yo se la cantaba a Lucas, y le gustaba mucho. Recuerdo que la primera vez que tuvo que entrar en la UVI, se la tarareé, abrió los ojos y nos charroteó. En aquel momento hice mía la cancioncilla en cuestión. Se la he cantado a Lu miles de veces, y ahora, a Lorenzo también. Y el tío se queda en silencio, y en el fondo de sus ojillos de chino me parece ver el alma de mis ángeles, que me siguen a donde vaya. Es una sensación tranquilizadora, es un “todo irá bien” que me llega del otro lado. Y va a ir bien. Lo sé.
Un besote para todos